
La Asociación de Telespectadores y Radioyentes afirma que un niño europeo en edad escolar ve en una semana 67 homicidios, 15 secuestros, 848 peleas, 420 tiroteos, 30 casos de torturas, 18 de drogas y otra serie de emisiones eróticas. En 1993, las televisiones privadas y públicas se comprometieron a firmar un convenio con las autoridades educativas estatales con el fin de establecer un marco de conducta para proteger a la infancia y la juventud. En el momento actual, año 2006, por más que los diferentes estamentos hablan de protección al menor y de horarios protegidos, a casi todas horas se introducen determinados programas que distan de ser inofensivos y mucho menos constructivos. El psicólogo Albert Bandura de la universidad de Stanford hizo la siguiente reflexión: “Si tuviéramos que adquirir un bote de os psicológicos para nuestros hijos y luego administrárselos en pequeñas dosis… ¿Elegiríamos a sádicos, psicópatas, pistoleros y payasos de tres al cuarto? Tales os son los que se pasean uestra casa y se erigen en referentes para nuestros hijos. El resultado es que la juventud de hoy crece con una sobredosis de agresividad y violencia” Hoy día, en casi todos los hogares españoles es posible un acceso fácil y gratuito a canales de televisión que exhiben , drogas y violencia absolutamente explicita. He tenido la oportunidad de tratar con adolescentes que acudían a su televisión en las horas de la madrugada para ver películas de ese tipo.
Sus palabras fueron “estoy enganchado. No duermo por las noches para ver la televisión mientras mis padres duermen.” Esos canales deben ser descodificados y haríamos muy bien en establecer filtros para impedir su codificación. Me resultó muy gráfico el testimonio de una madre quien comprobó que el silencio que había en el salón, durante el cumpleaños de su hija de nueve años, era debido a que ella y sus amigas estaban viendo una película ográfica en televisión. Los padres tenemos la máxima responsabilidad sobre la integridad moral y psíquica de nuestros hijos. Aparte de medidas restrictivas sobre aquello que sabemos que es evidentemente dañino, a los padres y educadores nos corresponde “enseñar a mirar”, “educar para ver la televisión” y estimular la actitud crítica de nuestros hijos, enseñándoles a discernir entre lo conveniente y lo inconveniente.
Juzgue usted mismo y decida el contenido de lo que su hijo esta aprendiendo mientras pueda pues despues sera mas dificil! Yo lo estoy haciendo..!!
© J. L. Navajo, ProtestanteDigital.com
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